Las ideas de Marie Kondo son aplicables a las áreas de trabajo, pues igual que las casas, reflejan estados mentales y emocionales. ¿El objetivo? Obtener tranquilidad para poder concentrarse en lo importante.
Los espacios físicos funcionan como espejos: reflejan los estados mentales y emocionales de quienes los ocupan. Como es adentro, es afuera, dice un antiguo precepto budista. Y la psicología moderna coincide, tras estudiar cómo el acumulamiento de objetos y el desorden proyectan temor, confusión y otras emociones.
El método KonMari, de Marie Kondo, se encuentra en esa línea de pensamiento oriental que ha comenzado a resonar en Occidente. Y así como las ideas de “La Magia del Orden” funcionan en el hogar, también son aplicables a las áreas de trabajo, que es donde las personas pasan gran parte de su día.
No es gratuito que las consultoras certificadas por la autora japonesa también ofrezcan su servicio de orden, precisamente, para oficinas. El resultado que se busca, igual que en las viviendas, es lograr la tranquilidad necesaria para concentrarse en lo importante.
Sin embargo, una meta igual de importante en el método KonMari es hacer consciencia durante el proceso de ordenamiento, como lo explica en el libro “La Magia del Orden”.
KonMari en la oficina
Los papeles que se desbordan de los cajones, los archiveros que nadie utiliza, las pilas de documentos en los escritorios, el adorno navideño que nadie retira en todo el año… son los rasgos típicos de las oficinas en los que nadie repara.
De acuerdo con Marie Kondo, vale la pena que los miembros del equipo realicen una depuración completa. No es solamente para laborar en un espacio ordenado, sino para repensar en sus hábitos y formas de trabajo.
Con esto en mente, éstas son 5 ideas sugeridas por la consultora certificada Tricia Fidler, para aplicar de inmediato los conceptos de orden de Marie Kondo en la oficina.
1. Expresar gratitud
Marie Kondo aconseja agradecer internamente a los espacios que se van a reordenar, así como a los objetos que van a ser tirados o donados. Igual en el trabajo: independientemente de qué tan satisfactorio sea un empleo, es importante dar las gracias al escritorio o al equipo de trabajo con el que se han sacado adelante las labores cotidianas.
2. Tener una visión
Ordenar, sí, pero ¿para qué? Una idea fundamental de Marie Kondo es clarificar el propósito que perseguimos, imaginando de la manera más detallada posible el estilo de vida que deseamos conseguir.
Igual que en el orden personal, la variedad de metas de trabajo que se pueden establecer es muy amplia: incrementar la productividad, mejorar la convivencia laboral, favorecer el cumplimiento de las reglas, fomentar la puntualidad y muchas otras metas.
Cuando esta labor se emprende en lo individual, es aconsejable hacerlo con un proyecto en mente. Por ejemplo, concluir un reporte importante o simplemente aumentar la productividad para salir más temprano del trabajo.
3. Buscar la alegría
Esparcir la alegría es, quizá, una de las frases más empleadas por Kondo en sus libros y en la serie de Netflix “A ordenar con Marie Kondo”.
En el trabajo, es cierto que la mayoría de los objetos quizá no transmitan alegría o alguna otra emoción similar.
Sin embargo, sí es importante tomar el objeto en las manos y preguntarse qué sentimientos provoca y cómo ayuda a cumplir con el trabajo. Si despierta incomodidad, hay que encontrar la causa y canalizar o deshacerse del objeto.
4. Ordenar archivos y objetos
Se aconseja ordenar los documentos tanto físicos como digitales según la estructura propuesta por KonMari: lo que necesitas realizar ahora, lo que está pendiente y lo que se hace todos los días.
Todos los archivos que no entren en alguna de estas categorías pueden ser desplazables. Claro, la excepción está en los documentos que deban conservarse por criterios legales o políticas de la empresa.
En cuanto a los objetos, una regla es ordenarlos por categoría, no por espacio. Es decir, colocar cada grupo de artículos en un solo lugar.
5. Enfocarse en lo que sí funciona
El proceso de ordenamiento tiene que ajustarse a criterios personales, incluso en el espacio de trabajo. Nadie posee la receta universal para ordenar el correo o separar los documentos en carpetas.
Siguiendo los preceptos de Kondo, debe haber una reflexión personal para hacer óptimo un espacio. ¿Refleja esta carta de recomendación la persona que soy ahora? ¿Por qué guardo este correo, todavía es útil o me recuerda algo importante?
Las preguntas se irán multiplicando y seguramente conducirán a los cuestionamientos que, de acuerdo con Marie Kondo, son los más trascendentales al final del día: ¿qué parte de mi trabajo me produce mayor alegría? ¿Y cómo puedo potenciar esa felicidad?