En el giro de la consultoría, el producto eres tú. Fortalece tu marca personal y asegúrate de atender un pain point por el que la gente esté dispuesta a pagar.
La consultoría es uno de los giros que menos inversión requieren para iniciar. Sin embargo, no está exento de todos los retos que enfrenta la mayoría: el plan de negocios, la constitución legal, la búsqueda de mercados, las primeras ventas, los socios…
Además, este tipo de negocio plantea sus propios desafíos, pues el producto que en este caso se ofrece no es otro más que tú mismo. “Cuando estás vendiendo servicios de consultoría, la gente te está comprando a ti y debes preguntarte por qué te van a elegir de entre tantas personas que hacen lo mismo”, sugiere Catherine Morgan, consultora de Business Town.
Para emprender con éxito en este giro de negocio, toma en cuenta estas 7 claves:
1. Enfócate en la necesidad de tus clientes
A la hora de elegir el área específica en que ofrecerás consultoría, es fácil caer en la trampa de elegir aquella que más te gusta. Sí, este criterio es importante, pero también lo es el hecho de que exista una necesidad real del mercado.
Las ventas del negocio serán directamente proporcionales a tu efectividad para comunicarte. Tu mensaje debe expresar, sin lugar a dudas, cuál es la necesidad -o pain point– que resuelves. Entre más clara esté la idea, menos tiempo te tomará encarrilarte en el camino de los ingresos.
2. Haz tu plan de negocios
Una vez planteada la necesidad que atiendes, pregúntate hacia dónde quieres llevar tu negocio. ¿Cómo puedes llegar ahí, recibir ingresos y construir una relación de largo plazo con los clientes? Piensa en la manera en que obtendrás resultados desde el corto plazo, pues el reloj empieza a correr desde el momento en que decides emprender.
Estos puntos quedarán plasmados en tu plan de negocios, que deberá contener al menos:
- Descripción de tu empresa
- Estudio de mercado
- Análisis de la competencia
- Estrategias de venta y marketing
- Financiamiento
3. Fortalece tu marca personal
Además de un portafolio sólido y un currículum que avale tu experiencia, en estos tiempos también es necesario mostrar la aprobación de otros hacia tu trabajo. Es indispensable que consideras al menos estas estrategias:
- Publicaciones. Escribe artículos en plataformas como LinkedIn, para robustecer tu perfil profesional.
- Presencia en web. Abre una página web donde muestras tu portafolio y publiques los testimonios de exjefes, compañeros de trabajo y otras personas con quienes hayas trabajado.
- Posicionamiento. Si apenas inicias tu carrera y no cuentas con experiencia suficiente, una buena idea es que realices tus primeros trabajos de forma gratuita o por un precio simbólico. De esta manera conseguirás los primeros testimonios a tu favor.
4. Busca ayuda
Obtén el consejo de otros consultores o empresarios de tu sector. Si no conoces a alguien, busca un mentor o toma cursos que te permitan aclarar dudas o mantenerte actualizado.
5. Nunca dejes de hacer marketing
Un problema común entre los dueños de pequeños negocios es descuidar el marketing mientras trabajan en un proyecto. El detalle es que, una vez concluido el proyecto, con frecuencia no hay un próximo cliente. Y el tiempo muerto puede durar días o semanas.
Un buen hábito es ejecutar diariamente estrategias de marketing. Además, al concluir los proyectos es útil pedir referencias y recomendaciones.
6. Mantén el enfoque
Muchos consultores caen en la trampa de atender problemas que realmente no se encuentran en sus áreas de experiencia. A veces, el problema es que están trabajando con clientes que no son de su mercado. Entre más específico sea el nicho al que te diriges, mejor será tu servicio.
7. Busca la productividad
El hecho de que una consultoría no produzca algo físico, no significa que esté exenta de tecnología. Adopta las aplicaciones que necesites para automatizar tus tareas, gestionar los proyectos de tus clientes y administrar tu propio tiempo.
Y no temas contratar un par de ojos frescos, o pedir un favor, cuando sientas que tu productividad llegó a su límite. Enfrascarse con un cliente a veces impide que veamos con objetividad un problema.
Como puedes ver, en ninguno de estos puntos se encuentra la selección de una oficina. Éste sería uno de los aspectos menos relevantes a la hora de iniciar. Si eres de una personalidad extrovertida y necesitas el contacto social, considera rentar un espacio de co-working. Pero nunca descuides lo más importante: la intersección entre lo que quieres y lo que la gente necesita.