Los residuos de mango y fresa nunca fueron tan útiles: a partir de ellos, la compañía Polybion creó un material similar a la piel, para la industria textil.
Con desechos frutales, la empresa de los hermanos Axel y Alexis Gómez-Ortigoza creó un biomaterial para la industria textil: una especie de piel vegana que servirá tanto para manufacturar calzado como bolsas, sin el impacto ecológico que deja la piel animal.
La compañía mexicana Polybion anunció que el biomaterial fue creado con desechos agroindustriales de plantas empacadoras, de los que se extrajo una bacteria que está presente en los residuos de mango y fresas.
La piel, llamada Celium, tiene algunas de las características del material de origen vacuno. Debido a que resulta altamente maleable, Polybion busca que se convierta en una alternativa para la industria textil.
Es amigable con el medio ambiente
La elaboración de Celium es más rápida que la producción de pieles y su impacto en el medio ambiente es significativamente menor. Además, el proceso de fabricación no genera residuos contaminantes.
Axel Gómez-Ortigoza, quien es ingeniero en biotecnología y ha recibido distinciones internacionales por su trabajo, explicó el proceso de fabricación. “Una vez que se colectan los residuos, son transformados en comida para bacterias, a través de un proceso biotecnológico patentado por la compañía”, refirió.
“En 15 días, generan un tipo de membrana, la cual es una celulosa. Posteriormente, Polybion procesa este material hasta obtener un textil muy similar a la piel”, detalló el emprendedor, quien fue reconocido por el MIT Technology Review en el ranking de innovadores menores de 35 años edad, en la categoría de nanotecnología y materiales.
Sustituye a un material contaminante
La ganadería es una de las actividades económicas con mayor impacto ambiental, especialmente del cambio climático. Además, la agricultura es la mayor causa de deforestación global; el 60 por ciento de lo que se cultiva se destina a la alimentación de animales.
La segunda causa de la deforestación es la presencia de carbón en la atmósfera, generada por el metano de los desechos orgánicos de animales.
“El biomaterial es neutral en carbono, crece en el 5 por ciento del tiempo que le toma a la piel animal y su huella ecológica de agua es de solo 1 por ciento”, explicó Axel.
“El sacrificio de los animales es hecho en condiciones brutales y para tomar la piel, se utilizan metales pesados como el cromo, que genera agua imposible de procesar en plantas tratadoras”, señaló el ingeniero mexicano.
El impacto ecológico de la piel vacuna es tal, que para elaborar un kilo, se utilizan aproximadamente 16 mil litros de agua potable, señaló Axel.
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Polybion se dedica a convertir los desechos agrícolas -que actualmente son incinerados o desperdiciados- en materiales biotecnológicos. Un ejemplo es fungicel, un empaque biodegradable que se utiliza en los sectores de electrodomésticos, servicios de paquetería, manufactura, consumo y automotriz.